domingo, 15 de marzo de 2009

La Playa


Viaje imprevisto. 31 de diciembre del 2008, me encontraba rumbo al sur. Mi destino kilómetro 105 de la Panamericana.

El clima al salir de Lima estaba apagado, el sol no mostraba sus primeros rayos de luz, y mis ánimos decaían.

Durante el trayecto recuerdo que la gente no veía las horas de llegar y sentir el masaje de la arena entre los pies, y el retumbar de las olas en la orilla.

Hicimos una primera parada; lugar: un grifo por ahí. Bajamos y compramos la infaltable leña para hacer la fogata, la cual nos alumbraría por la noche en caso "muriera" una de las linternas que llevabamos en la mano. Además que nos serviría para crear el ambiente del campamento.

Continuámos el viaje, ya faltando pocos minutos para llegar, decidimos hacer nuestra última parada, para abastecernos de los distintos tragos y bebidas alcohólicas, que nos pondrían alegres en la noche de víspera para el año nuevo.

Llegamos!!, eran apróximadamente las seis de la tarde, el sol ya se ocultaba, y era la mejor vista de todo el viaje: el sunset.

Bajamos. La infaltable foto de llegada del grupo, y empezamos a colocar y armar nuestras carpas. Siete carpas en forma de media luna mirando hacia el horizonte del mar, ya reposaban en busca de paz.
La noche caía, y la luna iluminaba la playa. Todos entusiasmados improvisamos tragos, pusimos música y al compás de las olas, bailabamos alrededor de la fogata.

Las horas pasaban y ya las doce de la medianoche, se apróximaba. !Feliz Año!, gritamos todos juntos y corrimos hacia la orilla, a dar nuestro ritual de la noche, meter los pies al mar y pedir nuestro infaltable deseo.



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